
Estaba en una confitería de estilo antiguo. Era como esas casas con el patio en el medio. El patio tenía baldosas blancas y negras, como un tablero de ajedrez.
Yo iba al baño, y en el baño me encontraba con un gato. El gato me pedía que haga un dibujo de él, que lo ponga en venta, y después le de la plata.
Yo pateaba al gato y le decía que se fuera. el gato se paraba en dos patas en insistía, pero yo lo ignoraba. Salía del baño y él me seguia repitiendo "hace un dibujo mio, vendelo y dame la plata". Yo todo el tiempo pateaba al gato.
Salgo al patio, miro por una ventana, y dentro de la confitería está Ernesto Sábato y Caro, mi amiga. Están tomando un café con leche. Caro tiene un corte de pelo carré.
Sábato me dice que dibuje al gato que el me iba a comprar el dibujo, y el gato se queda esperando que lo dibuje.